Me has dejado ciega. Me cerraste la última ventana que me conectaba -desde lejos- con tu mundo. Ya no podré asomarme y descubrir que sigues respirando, que sigues siendo un niño loco al que temo y amo.
Durante estos meses te observé desde lejos, oculta, con miedo a ser descubierta. Estaba atenta a tus pasos, a tus señales, a tus rabias y risas que a la distancia no podían dañarme...tanto.
No entiendo por qué esta oscuridad me duele, si fui yo la que prefirió apartarte y esconderme. Ahora, que ya no puedo verte, que ya no sé ni sabré más de ti, me gustaría decirte que sólo me estaba protegiendo.
Más de alguna vez te mentí, es cierto, pero fue porque te tenía miedo. Todavía me das miedo. Incluso hoy .
Pero no puedo evitar estar triste. Por que a pesar de todo nunca dejé de quererte. Por primera vez experimento la sensación real de haberte perdido, la sensación del fin, como si sorpresivamente hubieras muerto.